Obras

Flores a Rwanda (2006)

Esta instalación está dedicada a las víctimas del genocidio de Ruanda en 1994, cuando el Gobierno exterminó al 70 % de la población tutsi, con más de 500.000 muertes. Durante esos cien días, muchas mujeres fueron violadas y contagiadas deliberadamente con el VIH como parte de una estrategia para asegurar su muerte y la de su descendencia. En esta pieza, Paloma Navares utiliza tiras de flores de amapola que cuelgan junto a fragmentos de cuerpos y figuras de niñas y niños. La amapola, que desde la Primera Guerra Mundial simboliza el recuerdo de las víctimas de guerra, se convierte aquí en un símbolo de la violencia y el sufrimiento. Con esta obra, Navares busca denunciar la situación de las mujeres y las y los niños durante el genocidio, utilizando la flor como una forma de protesta frente a la guerra.

<em>Flores a Rwanda </em>(2006)
Flores a Rwanda (2006)
Volver a ser humanos.
Ante el dolor de los demás