Volver a ser humanos

"La verdadera cultura humanista es aquella que nos enseña a vivir en armonía con nosotros mismos, con los demás y con el mundo…
El arte de ser humanos es una llamada a servir a la vida, poner fin al odio y al miedo"
Rob Riemen

"La guerra rasga, desgarra. La guerra rompe, destripa. La guerra abrasa. La guerra desmembra. La guerra arruina"
Susan Sontag

Volver a ser humanos

 

La historia de la humanidad ha estado marcada por la guerra, un fenómeno que ha dejado profundas huellas en nuestra identidad colectiva. En conflictos actuales como el de Rusia y Ucrania, los enfrentamientos en Gaza, Líbano, Sudán o Mali, entre otros, la violencia sigue afectando a millones de personas. En su 32.ª edición, la Bienal de Pontevedra aborda estos temas, analizando las guerras no solo como combates bélicos, sino como crisis que destruyen el tejido social, emocional y económico de las sociedades. Inspirada en pensadores como Rob Riemen y Susan Sontag, la exposición propone que, para superar estos conflictos, los seres humanos deben "volver a ser humanos", recuperar su capacidad de reflexión y empatía. A través del arte, la espiritualidad y la imaginación, esta exposición busca ofrecer una respuesta de esperanza e invitar a la reflexión y la sanación colectivas.

Así pues, el arte, la espiritualidad, la magia y la imaginación se presentan como herramientas esenciales para reconstruir lo que la guerra ha intentado destruir. Mediante metáforas, símbolos y narrativas alternativas, se pretende tender puentes entre las diversas experiencias humanas, entre las fronteras de lo visible y lo invisible, lo real y lo imaginado. El objetivo es crear un destello de esperanza que impulse a la humanidad a reencontrarse consigo misma, a reconstruir un futuro donde la guerra no sea el destino, sino la superación de la oscuridad a través de la luz, el amor y la verdad. Solo a través de este ejercicio de retorno a lo humano, el rescate de la memoria y una comprensión profunda, podemos aspirar a un mundo en el que la guerra no sea la respuesta, sino el recordatorio de una crisis que nos enseñó la importancia de ser humanos. Más allá de las guerras, ese "volver a ser humanos", planteado por Riemen en respuesta a los conflictos, nos sitúa en el contrapunto que se dirime entre el humanismo y el poshumanismo, inicio y fin de la exposición.

A lo largo de una decena de espacios repartidos por toda la ciudad, la bienal propone un cruce de voces y lenguajes y fomenta un diálogo entre la violencia y la paz, las migraciones y los exilios, así como entre la oscuridad de la guerra y la luz de la esperanza. Más de sesenta artistas de diversos países, incluidos algunos de zonas en conflicto, participan con obras que abordan temas como la espiritualidad, el amor, la tolerancia, la verdad y la utopía. La exposición comienza con Los desastres de la guerra de Goya, una serie que establece las bases para explorar el sufrimiento humano y las formas de resistencia frente a la violencia. En los diferentes espacios se presentan obras contemporáneas que abordan la guerra desde diferentes perspectivas y emplean metáforas y símbolos que invitan a la reflexión sobre cómo reconstruir nuestra humanidad a través del arte, la memoria y el pensamiento. Y más allá de la guerra, su respuesta, "Volver a ser humanos", en su más pura esencia el humanismo, no solo promueve una visión del mundo, sino que aspira a transformar nuestra relación con el universo en una danza armónica entre todos los seres y su entorno. Es una propuesta que va más allá del individuo, que aboga por una educación que nutra espiritualmente y desarrolle integralmente al ser humano, en su contacto con lo trascendental y lo cotidiano. En un espectro diametralmente opuesto, el transhumanismo se erige como el intento por transcender nuestras limitaciones biológicas a través de la tecnología, utilizando herramientas como la inteligencia artificial y la biotecnología para reconfigurar nuestra naturaleza, modificando nuestras capacidades físicas y mentales con la promesa de un futuro mejor.

Ambos movimientos, aunque disímiles en sus aproximaciones, se nutren de los valores de la Ilustración, como el conocimiento y el progreso, pero sus caminos difieren radicalmente. Mientras que el humanismo mantiene una mirada holística, que se ancla en lo espiritual y lo ético, el transhumanismo apuesta por un futuro cimentado en la ciencia y la tecnología. La memoria y la tradición, pilares que las dos corrientes valoran, se abordan desde perspectivas contrapuestas: el humanismo mira hacia el pasado en busca de valores morales y una relación más respetuosa con la naturaleza, mientras que el transhumanismo, en su búsqueda de soluciones tecnológicas, trata de proyectar un futuro en el que la sostenibilidad y la ecología se gestionan como problemas que resolver desde la innovación técnica.


X. Antón Castro
Agar Ledo

Volver a ser humanos.
Ante el dolor de los demás