Artistas
El trabajo de Carlos Bunga (1976, Oporto, Portugal) parte de una reflexión sobre la fragilidad y la transitoriedad de las estructuras que habitamos ―arquitectónicas, sociales o simbólicas― a través de materiales efímeros como cartón, cinta adhesiva o muebles reutilizados para levantar arquitecturas precarias. Estas construcciones están impregnadas de una dimensión utópica, pues invocan la posibilidad de otras formas de habitar, más abiertas, sensibles, sostenibles y humanas. Sus instalaciones, pinturas, esculturas y películas ―todas con una dimensión performativa en las que se intuyen la acción física del construir y destruir― pueden parecer frágiles o incluso inestables, pero precisamente por eso abren la posibilidad de pensar en sistemas más flexibles. La obra de Carlos Bunga es profundamente política, una invitación a repensar cómo habitamos y qué podríamos llegar a construir si nos alejamos de la monumentalidad y de las estructuras permanentes asociadas al poder para proponer arquitecturas temporales, móviles y sensibles al entorno.