El sábado 21 de junio se inaugura la 32.ª Bienal de Arte de Pontevedra con 60 artistas de 28 nacionalidades que reflexionan sobre un presente en guerra

Con el lema “Volver a ser humanos. Ante el dolor de los demás”, el próximo sábado 21 de junio se inaugura oficialmente la 32.ª Bienal de Arte de Pontevedra, que contará con figuras internacionales como Olafur Eliasson, Hans Haacke, Susan Philipsz, Emily Jacir o Antoni Muntadas, junto a nombres gallegos como Almudena Fernández Fariña, Idoia Cuesta o Lois Patiño

20/06/2025

Denunciar las guerras del presente y ofrecer futuros más humanos a través del arte, de la espiritualidad y de la imaginación: ese es el objetivo con el que la Diputación de Pontevedra ha concebido la 32.ª Bienal de Arte de Pontevedra. Bajo el lema “Volver a ser humanos. Ante el dolor de los demás”, la muestra contará con 60 artistas de 28 nacionalidades cuyas obras estarán en Pontevedra del 21 de junio al 30 de septiembre. La programación se completará con un ciclo de cine, conferencias, talleres y un programa de artes vivas que llevará la bienal a otras cuatro localidades de la provincia.

Trece espacios del centro de la ciudad de Pontevedra acogerán las piezas de la bienal. Los espacios centrales de la muestra serán los edificios Castelao y Sarmiento del Museo de Pontevedra y el Pazo da Cultura, junto a lugares emblemáticos de la ciudad como la iglesia del convento de Santa Clara, el jardín del Edificio García Flórez del Museo de Pontevedra, las Ruinas de San Domingos, la isla de las Esculturas, el puente de Santiago, la Facultad de Bellas Artes, el Café Moderno y las fachadas del Pazo provincial y de la Casa da Luz, además de las sedes de la Fundación RAC y la Fundación Manuel Moldes.

El comisario de la bienal, Antón Castro, parte de dos pensadores fundamentales para entender el mundo actual: Rob Riemen y Susan Sontag. En sus palabras: “Volver a ser humanos es recuperar la ilustración, la humanidad, el amor. Intentamos que la exposición tenga conciencia democratizadora, queremos que sea un acto de empatía con la ciudadanía”.

El sábado 21 de junio tendrá lugar la inauguración oficial y las sedes de la bienal abrirán sus puertas simultáneamente. Un día antes, el francés Patrice Warrener presentará Peregrinacolor, una “iluminación policromada contemplativa” de la fachada de la iglesia de A Peregrina, acompañada de la música de la disc-jockey gallega Akazie.


Ante el dolor de los demás

El discurso que hila la exposición en sus trece sedes pretende contraponer la oscuridad de la guerra con la luz de la esperanza, empleando el arte para reflexionar sobre los conflictos bélicos del pasado y del presente y para ofrecer propuestas que imaginen futuros esperanzadores. La bienal une figuras de renombre internacional, artistas emergentes (un gran número viene de países en guerra) y algunos de los referentes del arte contemporáneo gallego y español, que abordan temas como la espiritualidad, el amor, la tolerancia, la verdad y la utopía, a través de lenguajes diversos como la pintura, la instalación, el vídeo, la fotografía, la escultura y el espectáculo.

Suenan, entre las y los artistas, algunos de los nombres más destacados del panorama artístico internacional, como el islandés Olafur Eliasson, la artista sonora Susan Philipsz o Hans Haacke, que colgará del Pazo provincial su mensaje de inclusión a las personas migrantes “Somos (todos) el pueblo”. En otra fachada, la de la Casa da Luz, la palestina Emily Jacir llevará su reflexión sobre el sufrimiento de las víctimas de la ocupación.

A Palestina se dedica un conjunto de obras ubicadas en el Edificio Castelao, presentadas por Raida Adon, Miki Kratsman, Miki Leal, Isabel Rocamora y Rosalind Nashashibi. Otros conflictos actuales estarán también presentes en la bienal, como la situación del pueblo kurdo desde la mirada personal de Zehra Doğan, el yihadismo en el Sahel a través de las fotografías del malinés Aboubacar Traoré o el conflicto en Ucrania, tratado por el cubano Dagoberto Rodríguez, el gallego Gabriel Tizón o los ucranianos Yarema Malashchuk y Roman Khimei, en una pieza de vídeo coproducida con la 36.ª Bienal de Artes Gráficas de Liubliana.

Los conflictos bélicos del presente se hunden en las raíces de la I y la II Guerra Mundial, en la primera mitad del siglo xx. A este período se acerca la obra creada por Antoni Muntadas para la bienal y, en su estela, conflictos posteriores son tratados en Proyecto Gulag, de Norberto Olmedo, en los Soldados soviéticos de Simeón Saiz Ruiz o en las imágenes de la guerra de Bosnia de Gervasio Sánchez.

La fotografía de guerra está presente tanto desde una óptica contemporánea como a través de las imágenes que hicieron de la guerra civil española la “primera guerra atestiguada en sentido moderno”, como la definía Susan Sontag. Se expondrán instantáneas de Robert Capa, Gerda Taro, Agustí Centelles, Kati Horna y otros fotoperiodistas de la época. El Guernica de Picasso, obra icónica por excelencia cuando pensamos en arte y guerra, es el punto de partida de las creaciones de Pilar Albarracín y Fritzia Irizar, que lo conectan con los conflictos en Siria, Ucrania y Gaza. Y más atrás en el tiempo, Goya con Los desastres de la guerra abre la exposición de la 32.ª bienal con su retrato del sufrimiento humano y la resistencia a la violencia.


Volver a ser humanos

Al lado de esta cartografía de la destrucción social y emocional provocada por las guerras a lo largo de la historia y en la actualidad, otra parte de las propuestas artísticas presentes en la Bienal de Pontevedra se atreve a imaginar futuros posibles para la humanidad, bajo una premisa: superar los conflictos pasa por recuperar la empatía. Ese es el propósito de Machine for Restoring Empathy (Máquina para restaurar la empatía), de Eva Koťátková, que la propia artista activará durante el fin de semana inaugural.

También estará presente ese fin de semana el portugués Carlos Bunga, que mantendrá una conversación con el público el sábado 21. Bunga se inspiró en la resistencia cotidiana y en la utopía presentes en el histórico proyecto de la Ciudad de los Muchachos de Bemposta (Ourense) para crear sus obras para la bienal. En la conexión con el mundo botánico se inspiran los trabajos de las gallegas Almudena Fernández Fariña, Marta Pazos y Beatriz Ruibal, así como las explosiones transformadas en flores heroicas de Marina Núñez.

El humanismo que apuesta por modificar nuestra relación con el universo y con los seres que nos rodean late en la película Bahari, de Lois Patiño, o en la instalación de Diana Larrea en el puente de Santiago. Y está muy presente en las culturas indígenas de América, que permanecieron al margen de la contemporaneidad y cultivaron una relación con la naturaleza que hoy vuelve a ser objeto de interés. Estará representado en la bienal con las obras de Denilson Baniwa, Regina José Galindo y Violeta Quispe Yupari. Con una visión diametralmente contraria, el transhumanismo se presenta como un intento de trascender nuestras limitaciones biológicas a través de la tecnología. En este espectro se sitúan las piezas de Anna Hulacova y Taisia Korotkova.

Lo natural y lo humano también se unen en la obra que la pakistaní Wardha Shabbir instalará en la isla de las Esculturas. Junto a ella, otras dos intervenciones de Soledad Penalta e Idoia Cuesta enriquecerán en esta edición este espacio referencial de la escultura contemporánea.

La lista de artistas presentes en la bienal se completa con otros nombres de igual relevancia: Antonio Ballester Moreno, Arvin Golrokh, Carmen Hermo, Christian Villamide, Farida El Gazzar, Federico Solmi, Francesc Torres, Manal Aldowayan, Manuel Casimiro, Manuel Vilariño, Natee Utarit, Paloma Navares, Priscilla Dobler Dzul, Sandra Cinto, Sophia Al-Maria, Tobias Rehberger, Wang Guangyi, Yasmeen Abdullah y los jóvenes valores Carlos Fer y Andrea Dávila Rubio.


Cine, artes vivas y más

La exposición se completa con un amplio programa paralelo con cine, artes vivas y conversaciones con artistas. El programa de artes vivas, comisariado por Iñaki Martínez Antelo, propondrá cada viernes desde el 27 de junio un recorrido por espacios singulares de la ciudad y también de Vigo, Ponteareas, Sanxenxo y O Grove, con espectáculos, danza, música y acciones colectivas que nos invitan a pensar qué significa hoy “volver a ser humanos”.

Las conversaciones con artistas se desarrollarán a lo largo de los más de tres meses de exposición. Permitirán al público acercarse a los contextos, lenguajes y motivaciones que han dado forma a las obras de esta 32.ª edición de la Bienal de Arte de Pontevedra que está a punto de comenzar.