Artistas
El Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH) de Salamanca guarda numerosa documentación sobre la Segunda República, la Guerra Civil, la Dictadura franquista, el exilio republicano, la deportación de españoles a campos de concentración y la Transición hacia la democracia. Custodia importantes archivos documentales y fotográficos y está formado por los fondos provenientes de los Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno y del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo de época franquista, así como por los incorporados con posterioridad a 1979. Gran parte de los fondos del CDMH referidos a la Guerra Civil y a la Dictadura está integrado por los documentos, las fotografías y otros objetos incautados a organismos públicos o privados y a personas que tuvieron relación con la Segunda República. El CDMH presenta en la Bienal de Pontevedra una selección de fotógrafas y fotógrafos que elevan el mito de la guerra civil española (1936-1939) a su consideración de “primera guerra atestiguada en sentido moderno”, según nos recuerda la escritora Susan Sontag, fotoperiodistas profesionales que pudieron documentar no solo las acciones militares, sino la situación de los pueblos bombardeados.
Erich Andres, Agustí Centelles, Albert Louis Deschamps, Kati Horna, Walter Reuter, Gerda Taro y Emil Vedin, profesionales de diferentes nacionalidades, muestran complejas e inéditas escenas del espectro más humano del conflicto, sin excluir el drama y el dolor, aquel que sigue a las acciones, e igualmente otras de aparente tranquilidad que definen el paisaje inesperado de cualquier guerra. El fotógrafo alemán Erich Andres (1905-1992) llega a España, entrando por Vigo, en los primeros momentos de la Guerra Civil y fotografía el territorio de los sublevados. Sus cuatro fotografías son elocuentes: desde el desembarco de pasajeros alemanes en la ría de Vigo hasta el muestrario de cadáveres de republicanos fusilados en un terraplén de Carabanchel Bajo por miembros de las fuerzas golpistas. Las fotografías de Agustí Centelles (1909-1985), uno de los pioneros del moderno fotoperiodismo europeo, son algunas de las más icónicas del conflicto español, especialmente las de los frentes catalanes o aragoneses. El francés Albert Louis Deschamps (1889-1972), que fue enviado a España en 1938 por la revista L'Illustration, nos dejó una minuciosa información gráfica sobre el bando nacional, siguiendo los avances del ejército franquista, en 1938 y 1939, tal como muestra en las tumbas de Huesca o en la revisión que hacen los soldados y milicianos franquistas de los objetos abandonados por refugiados republicanos. Kati Horna (1912-2000), fotógrafa húngara de ideas anarquistas, cuyo nombre real era Kati Deutsch, cubrió la guerra desde sus inicios en 1936, recorriendo las zonas de Barcelona, Valencia, Madrid y Aragón, dando prioridad a la faceta más emocional de la vida diaria del conflicto y sus consecuencias, tal como pone de manifiesto en las fotografías expuestas. El fotógrafo alemán Walter Reuter (1906-2005), quien huía del horror nazi, llegó a España en 1933 y no solo fue combatiente en la guerra, sino que pudo retratar la situación en diferentes frentes de Andalucía, Valencia o Madrid, entre ellas la retirada de las niñas y niños refugiados del bando republicano. La alemana Gerda Taro (1910-1937), cuyo nombre real era Gerta Pohorylle, compañera y cómplice de Endre Friedmann, con quien creó el pseudónimo del mítico fotorreportero Robert Capa, centró su atención tanto en los frentes como en la situación de la población civil, y se interesó especialmente en la idea de relato informativo en sus fotografías en pro de la causa republicana. Según la revista Life, Taro fue la primera fotógrafa “muerta” por la guerra civil española. Inscrito como voluntario en las Brigadas Internacionales con el nombre de Emil Vedin (1912-2001), el polaco Emilio Rosenstein combatió como oficial y estuvo en el servicio sanitario del bando republicano durante la Guerra Civil. De sus fotos del conflicto y posconflicto destacan las que tomó en las colonias infantiles ―centros de acogida en Francia donde se refugiaban niños españoles que huían de la guerra―, así como las que documentan el éxodo de los exiliados que escapaban del país.
