Obras
Saltimbanqui (2025)
Carlos Bunga transforma el mobiliario cotidiano en estructuras inestables que recuerdan tanto a torres humanas como a sistemas sociales en tensión. La figura del saltimbanqui ―el acróbata, el artista nómada que sobrevive entre márgenes― se convierte aquí en una metáfora poderosa al representar a quienes, desde abajo, sostienen con esfuerzo y precariedad espacios de esperanza. Apilando maderas como si fuesen cuerpos que se mantienen mutuamente, la instalación propone un modelo social basado en las torres humanas de interdependencia, solidaridad y creación colectiva. Lo lúdico y lo frágil se entrelazan componiendo formas de resistencia. En lugar de exaltar al individuo como héroe solitario, la obra pone en valor lo común, la cooperación que permite desafiar no solo la gravedad, sino también las estructuras de exclusión.
