Obras

El día y la noche

Producida específicamente para la 32.ª Bienal de Pontevedra, esta obra de Antonio Ballester Moreno es una representación simbólica del cielo y de su movimiento cíclico. Las formas móviles, que evocan estrellas y planetas, se complementan y acoplan como parte de una coreografía cósmica donde todo encaja en un flujo continuo, igual que a una noche le sigue un día, a la primavera, el verano y, a continuación, el otoño. Son ritmos que afectan nuestras vidas, pero que también influyen en nuestra psicología y en la manera de entender las imágenes y el arte. Con formas geométricas básicas y colores primarios, la pieza dialoga tanto con la infancia como con las primeras vanguardias al recuperar el gesto original de mirar el mundo con asombro. La obra es la escenografía de un paisaje, un espacio que nos invita a participar a través de nuestra presencia, pero también de nuestra mirada porque el eje sobre el que se mueve el mundo es creativo y contemplativo. El artista plantea una relación poética entre el afuera y el adentro, entre el paso del tiempo y la experiencia humana, que nos recuerda que toda mirada ―como todo amanecer― es también una forma de creación. El día y la noche, como el positivo y el negativo o el cielo y la tierra, son, lejos de considerarse opuestos, binomios que no se pueden separar, porque no existe el uno sin el otro.

<em>El día y la noche</em>
El día y la noche
Volver a ser humanos.
Ante el dolor de los demás