Bienal de Pontevedra

En esta película, Lois Patiño traslada su mirada al entorno natural y humano de Zanzíbar, donde retrata la vida cotidiana de las mujeres que cultivan algas en las playas, junto con la presencia de especies marinas como los cangrejos ermitaños. La obra establece un diálogo entre lo humano y lo no humano desde una perspectiva poshumanista, e invita a imaginar una coexistencia entre especies donde todas las formas de vida comparten protagonismo. El filme desplaza la mirada antropocéntrica para proponer una cosmología compartida, en la que cangrejos ermitaños, algas y las mujeres que trabajan en las playas de Zanzíbar cohabitan en un mismo plano. A través de una estética sensorial, en la que la voz de las mujeres se funde con el paisaje sonoro del mar, la película plantea una visión animista del entorno como un espacio vivo, espiritual y compartido. Con ello, Lois Patiño crea una experiencia que expande nuestra percepción del mundo, donde el trabajo, la naturaleza y la memoria se entrelazan en una reflexión sobre la interconexión, el pensamiento poshumanista y las teorías interespecie.