Artistas
Aunque parte de la figuración, la práctica artística de Miki Leal (1974, Sevilla) evita los marcos tradicionales y se mueve en un espacio donde memoria, cultura visual y experiencia personal se entrelazan. Su obra no busca contar historias cerradas, sino activar una red de asociaciones libres en la que se cruzan referentes como el jazz, el cine o la literatura con recuerdos personales y elementos del imaginario colectivo. Su trabajo funciona como una herramienta de pensamiento, un modo de mirar el mundo desde lo sensible, más que de representarlo. Leal parte de géneros clásicos ―el retrato, el paisaje o el bodegón, entre otros― y los transforma a través de una lógica fragmentaria y abierta, donde lo decorativo, lo abstracto y lo narrativo coexisten sin jerarquías. El resultado son imágenes que no explican, sino que invitan a ser leídas desde la intuición y la memoria. En su trabajo no hay una verdad única, sino múltiples capas de sentido que las y los espectadores pueden recorrer a su manera.
