Bienal de Pontevedra

La obra de Manuel Casimiro (1941, Oporto, Portugal) abarca disciplinas como la pintura, la escultura, la fotografía, el diseño y el cine. Desde 1968, su trabajo se caracteriza por una exploración de lo que podríamos llamar un “misterio irónico”, enmarcado en un enfoque posestructuralista. Este misterio tiene como eje un símbolo que se repite constantemente en su obra: el ovoide. Una mancha que genera un vacío en la imagen, un espacio en el que la mirada puede escapar, desaparecer o abstraerse. Según el propio Casimiro, este vacío es como un “actor” que puede representar el papel que la o el espectador decida. Lo describe como una "apertura hacia lo desconocido", una invitación a profundizar y una herramienta para la reflexión, para vaciar la mente y meditar. Su propuesta busca provocar a la o al espectador, retarlo a pensar, a replantearse lo que ve y lo que piensa. En su trabajo se funden espacio y tiempo para crear una conexión entre el pasado, el presente y el futuro, en una constante transformación que, según Casimiro, se convierte en movimiento cuando las y los espectadores interpretan la imagen, cuando la pintura se reactiva en el pensamiento